jueves, 5 de enero de 2017

Un hombre feminista es un hombre libre


Existe una creencia muy extendida de que los hombres feministas necesariamente son poco masculinos. No deja de ser una visión arcaica de la masculinidad, en la que un varón fuerte y machista es un hombre independiente, y por lo tanto, un hombre feminista sería un hombre débil y de poco carácter. La realidad es exactamente la contraria.

Dejando de lado estereotipos heredados de la literatura y del cine, lo cierto es que un hombre machista es de todo menos independiente. En realidad, un hombre machista es un hombre muy dependiente, es un hombre que necesita a una mujer para vivir, y que el miedo a perderla es precisamente lo que le lleva a ejercer una posición de dominio y de superioridad, que en el peor de los casos puede llevar a la violencia machista. Es un hombre que en la mayoría de casos ha crecido en un ambiente machista, en el que su madre era la encargada de cuidar de él y de atender todos sus caprichos, y fue educado en que esa es la normalidad, que los hombres no hacen según qué tareas y debe haber una mujer que las ejerza. El hombre machista, entonces, está acostumbrado a que haya siempre alguien a su disposición para servirle, siendo primero su madre y luego su pareja. Esto lo lleva necesariamente a ser una persona dependiente.

Así pues, un hombre machista no sabe vivir solo. Ha crecido teniendo a alguien siempre a su entera disposición, y por eso necesita encontrar a otra persona dependiente que satisfaga su necesidad de tener a alguien a su lado que atienda sus necesidades, a estas alturas ya seguramente afectivas.

A menudo se ha señalado que los hombres maltratadores son inmaduros emocionales. Yo iría más allá. Los machistas, sean maltratadores o no, son seres dependientes, prisioneros de la necesidad de tener a alguien que les complemente, que les atienda, que esté siempre allí cuando sea necesario. Es por ello que un hombre realmente libre es un hombre feminista.

Un hombre feminista es el que no necesita a una mujer que le sirva, porque sabe que una mujer es una persona independiente exactamente igual que él. Así pues, la pareja de un hombre feminista será una compañera de viaje, la suya será una relación sana entre dos personas completas. Porque esa tontería cuñadesca del "igualismo" no existe, la igualdad es el feminismo. O como decía Angela Davis, "el feminismo es la idea radical de que las mujeres son personas". Y ciertamente, esa es la idea: que las mujeres son personas completas, no complementos de otro ser. 

Por eso, ningún hombre debe tener miedo ni reparos en afirmar que es feminista, y el primer paso para llegar a serlo de verdad es decirlo con orgullo. Porque un machista no es un hombre fuerte ni libre, es más bien como un niño pequeño mimado, es un ser inmaduro e incompleto.

Pero de la misma manera, tampoco ningún hombre debe dar por sentado que por ser progresista está curado del machismo, o es inmune a él. La mayoría de hombres hemos sido educados en el machismo sin saberlo, asumimos actitudes y esquemas machistas como la normalidad, y deshacernos de todos esos cánones es una liberación tanto para las mujeres como para nosotros. Porque el feminismo hace libres a las mujeres, pero también nos libera a los hombres. El feminismo nos hace libres.

ECG.

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